domingo, 27 de diciembre de 2009

Un beso (el primero)

Hoy a unos días de terminar este año, me vino en mente uno de los mejores momentos que he tenido. Aquel día supe sin la menor duda que te daría un beso. Era el segundo sábado de junio de un año cualquiera, el sol se dejó sentir sin ningún reparo, a pesar de ello mi nerviosismo era tal que sentía un poco de frio. En mi mente ensayaba una y otra vez las palabras que te diría. Nos seguiríamos llevando tan bien como hasta ese momento? Habría química y hasta física entre nosotros?
Ya había pensado miles de escenas para nuestro primer beso, desde cliches completamente previsibles hasta imprevistos extraordinarios; ya había pensado en todo. Tú también, lo sé. Me imaginaba en donde sería finalmente ese beso inolvidable. Quien debía tomar la iniciativa, tú o yo? Aunque al final sabía que independientemente de quien fuera, sería presa de esa timidez que me ha acompañado desde siempre.
Me acuerdo de cuando nos sentamos en la mesa y ordenamos algo para beber y comencé a hablar sin parar. Tu sonreías y respondías tímidamente mientras yo seguía hablando. Yo también reía y cada vez que me mirabas me quedaba con una cara de tonto que no podía ocultar. Hoy que recuerdo esos momentos me da un poco de risa, pero mientras los vivía era un manojo de nervios.
Me acuerdo de mi insistencia ese día y aunque sigas pensando que estoy obsesionado con el número 13, mis motivos iban mas allá de eso. Mientras platicábamos poco a poco se perdía la timidez y la felicidad se hacia presente. Amo cada detalle de nuestra historia y hasta debo confesar que recordarlo me provoca curiosidad.
Yo me quedaba viéndote como hasta ahora lo sigo haciendo, con esa extraña manía detallista de fijarme en cada gesto por mínimo que fuera, memorice cada reacción tuya a los comentarios que hacia y reíamos con mis tonterías. Tus ojos se hacían pequeños cada que sonreías y decidí que guardaría esa sonrisa para recordarla cuando quisiera tener un buen día.
Nuestra aproximación fue lenta, ese era nuestro ritmo. Después del silencio, lentamente me acerque y te di ese beso, me quede ahí unos segundos mientras sentía tu dulce sabor, por fin ese momento con el cual había estado fantaseando se hacia realidad.
Fue un beso dulce, tímido diría yo. Perfecto, a pesar de que el segundo fue mejor. El encuentro de nuestros labios marco el inicio de nuestra realidad. Fue el primero de muchos y abrió el espacio necesario para que tu crecieras en mi. Hoy y siempre ese beso resulta inolvidable, sellado con la sonrisa de ambos y acompañado del mejor abrazo que me han dado. El tuyo....

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