jueves, 29 de abril de 2010


Mis manos sostenían un cigarro, pretendiendo desafiar a la niñez escondida que bailaba en mis pupilas. Quería crecer rápido. Saltarme la línea que tengo impresa en mi mano. A veces me perdía el recreo pensando que ya era grande para esas cosas. La agonía del recreo, me transportaba a una soledad que no era capaz de entender.


Ya quería ser grande, y por eso me fume mi primer cigarro, y así como hasta hoy, ahogue mis noches de luna llena. De eso, ya han pasado muchos años. Ahora tan sólo me queda el humo que nubla mis sueños, y un recuerdo que me hace plasmar una sonrisa rota en el rostro, pensando en aquel día en que me preguntaron qué quería ser de grande. No lo pensé dos veces, y respondí que quería ser Médico, pero mi corazón callaba, ofreciendo un silencio como respuesta, y latiendo en mi interior el deseo de ser algo más.


Hace ya algún tiempo descubrí, que durante todo mi trayecto, con todas las circunstancias, situaciones, lugares, amores, risas, llantos y ansiedades me convertí en alguien totalmente diferente.

Y así puedo volar...... Y escapar del mundo....

domingo, 25 de abril de 2010

25 DE ABRIL DE 2009

Hoy hace un año, el día comenzó mas o menos y no tenía la menor expectativa de lo que podia suceder, hasta que de pronto sentí como si alguien me pisara los piés, y así fue como salí del letargo y pude llegar al límite.

El tiempo paso y ya para la hora de la comida buscaba la oportunidad de quizas salir de mi cuerpo, de mi vida, y de encontrar una nueva, con nuevas alegrias y nuevos problemas.

Sin embargo, en un momento de distracción recibí una propuesta para cambiar de vida, si cambiar completamente!

Ahi me enfrente al miedo de salir de la zona de comfort, rumbo a lo desconocido que bien podía ser un paraiso perfecto. Como tomar la decisión de cambiar lo que YO dominaba, por aquello que me podía dominar?

sábado, 17 de abril de 2010

Como ser feliz en 10 lecciones

Otra vez la misma situación. Tengo varios textos en mente y últimamente me cuesta mucho plasmarlos en el blog. Podría elaborar una lista interminable de pretextos injustificables, pero tampoco lograría nada.

Sin embargo, hoy me gustaría hablar de como estoy. Hay días en que siento que estoy bastante cerca de encontrar el balance en mi vida, y pudiera ser que por eso no he encontrado el tiempo para escribir frecuentemente en el blog.

Cuando inicie con Meridiano, no sabia exactamente sobre que podía escribir. Una persona muy especial me dijo que este es mi territorio y podía escribir de lo que quisiera, teniendo cuidado de no convertirlo en un circo. A pesar de ese consejo, sigo pensándomelo mucho antes de publicar un post, no se, de cierta forma no me gustaría acabar transformando mis textos en un medio para vomitar todos los dolores que me incomodan, transformar el blog en un consultorio sentimental o colocarme como el personaje principal de casi todo lo que está escrito aquí y consecuentemente convertirme un pseudo redactor de Mierda.

A veces solo quiero platicarte como estuvo esa película que ví, decirte lo mucho que me acorde de ti cuando llovia o como estuvo la comida en ese lugar que conocí y al cual seguramente iremos la próxima vez que estés por aquí.

Si todo fuera tan sencillo como eso….

domingo, 11 de abril de 2010

Tu presencia

Ella abrió los ojos aquella mañana, dejando escapar un leve suspiro. Tal vez porque el ruido de la lluvia que se colaba por la ventana invitaba más a buscar una nueva posición sobre la cama, que enfrentar la regadera y todo ese ritual del baño. Parecía que la noche había sido muy corta por el cansancio acumulado a lo largo de la semana, o quizá ese leve suspiro era un resquicio de los sueños nebulosos y turbulentos que se habían apoderado de su mente durante la noche. Ese suspiro no tardo en convertirse en un gruñido cuando buscando el coraje necesario para levantarse, movio la sabana blanca que la cubría, sintiendo el choque de la fría brisa matutina contra su piel morena y desnuda. Se estiro relajando todos sus músculos y después paso sus manos por sus senos en un gesto poco usual. Era como si algo estuviera faltando ahí; claro faltaban los dedos posados sobre sus pezones obscuros y sensibles, presionando, rozando, envolviendo.


Esa sensación la hizo voltearse, encogió las piernas y se abrazo a sí misma, resintiendo menos los embates de la fría brisa. De pronto sintió una extraña sensación, como si alguien se hubiese levantado de esa misma cama dejando rastros de su calor y de su presencia. Deslizo su mano derecha por sus caderas recorriendo vigorosamente su piel morena, mientras tomaba consciencia de su cuerpo entero. Toda su piel vibrava como si exhalase la impresión dejada después de un largo abrazo; todavía podía sentir su pecho comprimirse contra ese torso, el brazo fuerte la tomaba por la cintura, incluso llego a sentir la respiración caliente en el cuello. Inquieta, abrió los ojos para darse cuenta que realmente estaba sola, pero no pudo evitar recordar las imagenes y sensaciones de su sueño que la hacian contraer los músculos de la pelvis y cerrar los ojos mientras gemía. Recordó sus movimientos, la cadencia, el deseo, la mordida del cuello, los dedos aprisionando sus caderas, los murmullos en el oído, la respiración pesada, la presión, la urgencia, la fuerza de cada estocada, el placer insoportable, los gritos, el gozo.


Con los ojos apretados, se lleno de arrebato y deslizo su mano entre sus piernas de donde escurría fuego liquido, con movimientos frenéticos de los dedos termino por disolverse nuevamente en una sacudida violenta y extasiante. Abrazo la almohada mientras su cuerpo se tranquilizaba y se quedo quieta observando las sombras en las cortinas, diciéndose a sí misma que ya era tiempo de levantarse. Piso el suelo frío, se vio en el espejo contemplando sus cabellos obscuros revueltos, los ojos intensos, los labios rojizos. De nueva cuenta tuvo esa sensación; dedos jugando con su cabello. Corrió hacia la regadera, aquel cuarto no era más un lugar tranquilo, la presencia de el había tomado todo. Maldito.