La convicción con la que empecé a ignorar mis ganas de escribir me trajo nuevamente al Blog. Para ser honesto, me olvide de como hacerlo, olvide la receta del pastel. Se me olvido como
puedo expresar al mundo un grito, o simplemente un susurro de mi
intensidad-miel-mierda-neurosis. Simplemente ya no sé como hacerlo. Solo se juntar las palabras cuando escribo algo sobre mi enojo por no ser capaz
de traducir un grito que me implora salir. Una gran ironía, dicho sea de
paso.
No me extraña encontrarme a mi
mismo de vez en cuando formando frases inconexas en mi mente, pero carajo, nunca
llegan a la PC. He ido perdiendo la facilidad de jugar con las frases y las
palabras y lo peor es que mi mente no ha parado de pensar ni un segundo. Alguien
me dijo que esto puede ser fatiga mental y creo que bien podría ser esa la
respuesta, porque miles de cosas han invadido mi mente desde que caí
en el vacío de las palabras escritas.
Son las decisiones que no
tomé, el estrés constante que genero cuando las cosas no salen como las había
planeado, son crisis sin lógica, un cansancio que sólo me da ganas de dar la
vuelta a la pagina y dormir. Y justo eso es lo único que tengo ganas de hacer,
ausentarme de mi mundo loco e ir a un lugar donde pueda volver a ser yo y
obtener solo la parte positiva de este caos.
Tal vez aun pueda ir a alguna
playa donde nadie me conozca y pueda hacer una sola cosa a la vez en lugar de
tener que enfrentar todo revuelto.