martes, 26 de enero de 2010

La historia que no fué...

Durante todo el transcurso del viaje la estuvo mirando. Intentó ser discreto para no provocarle dudas. El juró que ella lo correspondía. Pensó que si los dos bajaban en la misma estación sería una señal divina de que se debían conocer. Y claro, liarse también. En ese mismo momento, un sonido anunció que estaban por llegar a la “Estación Paraíso”, los dos se levantaron al mismo tiempo, -seguramente si se hubieran puesto de acuerdo, no hubieran logrado esa simultaneidad-. Es más, seguramente hubieran arrancado los aplausos de los demás pasajeros, si ellos no estuvieran sumidos en sus pensamientos. Ella se imagino que película le gustaría ver a el. El pensaba en las piernas de ella.

Se encaminaron hacia la misma puerta, y por un momento sus miradas se cruzaron, se les escapo una breve sonrisa. La de ella un tanto contenida, la de el como un suspiro. Permanecieron de frente a la puerta uno al lado del otro, observando pasar las paredes de los túneles sin novedad. El imaginaba el lugar ideal para la primera vez de ambos. Intentaban mostrarse desinteresados, no movían sus cabezas, pero eso si de vez en cuando miraban al otro de reojo. Cualquiera que los hubiese visto de frente, habría pensado que tenían estrabismo. Con las miradas un tanto cansadas, pasaron a verse a través del reflejo de la puerta. Ella pensaba si el era del tipo de los que gustan de beber un buen vino.

El vagón se detuvo, y ellos colocaron el pie derecho en la plataforma al mismo tiempo, el pensó que el sexo prometía ser bastante sincronizado. Empezaron a caminar intentando llevar el mismo ritmo y permanecer juntos, aunque a veces ella aceleraba el paso un poco. El entendía que ese era un test de persistencia y aceleraba hasta pasarla, y entonces disminuía su paso para ver si ella le correspondía. Nuevamente ella aceleraba el paso y se adelantaba, fue así como recorrerían toda la plataforma hasta la última escalera que los llevaría a la salida. Ella imagino cual seria el grupo preferido de el. El, cual era la posición preferida de ella. Al llegar a la escalera eléctrica, el hizo una pausa, ella también. Ambos subieron a las escaleras, no había ninguna otra persona entre ellos. A decir verdad, no había nadie mas en la estación.

La escalera los llevo al final, el dio vuelta a la derecha, ya podía ver la salida. ¿Sería el fin o sería el comienzo? El bajo el ritmo de su caminar para que ella se le pudiese emparejar. Fue entonces cuando percibió que ella había dado vuelta a la izquierda. La última oportunidad que tenía era voltear hacia atrás y si ella lo hacia también, tomaría el valor para ir a buscarla y hablar con ella. Pero, ¿de que le hablaría? Y si ella fuera casada o estuviera en una relación. Y si tuviera una voz muy fina. Y si estuviera loca. Y si le pidiera dejar de salir con sus amigos. Pensó todo eso en unos segundos y sin embargo, miro hacia atrás, coincidentemente sus miradas se toparon de nuevo. Ahora ella era la que pensaba; Y si fuera un patán.Y si fuera un mentiroso que se apasiona por la primera mujer que ve. ¿Qué tal si era casado? Y si su trabajo le exigiera mucho y no tuviera tiempo para ella. Y si no aceptara su carrera.

Justo en ese momento, cada uno de ellos percibió que no tenían la disposición de cambiar sus vidas en ese momento y continuaron caminando de frente por caminos opuestos. En aquel instante, el encuentro ya les exigía hacer un alto y caminar hacia atrás, se perdió la naturalidad. Fue el fin de una relación intensa, sin ninguna pelea o discusión. Probablemente, la mejor de sus vidas.

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