viernes, 23 de octubre de 2009

Nulo

Ella prometió que no olvidaría mas la toalla mojada sobre la cama, no dejaría que su ropa sucia se acumulase sin ser levantada y cerraría todo lo que abriera. El prometió que bebería menos, que escucharía Motörhead bien bajo y que solo vería a sus amigos cuando ella lo permitiera.



Ella juro que no lo obligaría a ir a misa en contra de su voluntad, que hablaria menos por el teléfono y que nunca más sería impuntual. El juro escucharla atentamente, no discutir de política con su suegro y parar de eructar después de comer.



Ella dijo que dejaría de reír tan alto, que compraría menos zapatos, si era eso lo que el quería. El dijo que manejaría el auto con cuidado, que dejaría el fútbol de lado y mejor regresaría al gimnasio, si era eso lo que ella quería.



Un buen día, ambos se vieron a los ojos y se dieron cuenta que no había nada más que pedir, que ya no se reconocían el uno al otro, inclusive ni a si mismos. De tantas promesas, exclamaciones y juramentos surgió una pregunta: ¿quien es realmente la persona que tengo enfrente?



....cuando la tentación de cambiar los "defectos" de una persona sea grande, hay que tener en mente que nuestra naturaleza humana nos hace capaces de errar y acertar, pero al final del día somos simplemente humanos imperfectos cubiertos de emociones...

3 comentarios:

laus dijo...

tan identificada me sentí que lagrimas rodaron por mi rostro

Marlenne Magallanes dijo...

Me gustó mucho pero entonces ¿Cuál será el punto neutro cuando, después de que te diste cuenta de eso, sigues queriendo estar?

Fiscalito dijo...

Cuando quires cambiar a alguien... no hay futuro en esa relación. En el amor verdadero te encantan los defectos de la otra persona.