martes, 6 de noviembre de 2012

Una breve despedida





El día en que nos encontramos, el reclamo vino de ambos lados, extrañábamos nuestras pláticas que siempre nos acompañaban.
 

Hubo un reclamo fuerte de tu parte. Yo había quebrado una promesa, de aquellas que se hacen en medio de una locura transitoria. Pero, como no suelo romper mis promesas, -honro mucho mi palabra- aquí estoy escribiéndote. Principalmente para romper el silencio que se había asentado en mí.

 
Cuando supe que te irías, ya era demasiado tarde, las maletas estaban listas, los cigarros se encontraban en tu bolsa y el reloj ya había anunciado tu partida.

 
Tus palabras ya me habían dicho que te irías, pero inconscientemente esperaba un último encuentro; sin embargo, cuando te escuché supe que ya respirabas un aire nuevo.
 

Que esos nuevos aires llenen tus pulmones de vida. Que tus labios experimenten nuevos sabores y que tus ojos puedan ver nuevos colores.

2 comentarios:

Kriztina BG dijo...

Y entonces yo daré la media vueltaaaa y me iré con el sol, cuando caiga la tarde....

jess dijo...

Lo malo pues, es que después de conocer el azuL, ningún color, por intenso que sea, vuelve a sorprendernos.